Eso decía Blas de Otero -el poeta que pedía La paz y La palabra- hace más de medio siglo; y hoy este verso se nos antoja más certero que nunca. Tiempos éstos de crisis y cambios que algunos dan en llamar el "Fin del Optimismo". Titular que se queda corto para las dimensiones humanas de los recortes del PP que, además, contrastan escadalosamente con los millones de euros gastados en el ofensivo 'rescate' de Bankia; o, si vamos al detalle, para el que tiene tragarse la noticia de que el obispo Reig sigue reincidiendo: insite en seguir atacando la homosexualidad (obesión ésta que, se diría, pronto revelará algo de este señor que no sabemos).
Aunque también hay otras noticias: se está celebrando La 71 Feria del Libro de Madrid con Italia como país invitado; eso sí, esta edición parece -si cabe- más condenada a tener que justificar su presencia; a tener que argumentar porqué el pensamiento y la literatura son indispensables para sostener a un país.
Aunque también hay otras noticias: se está celebrando La 71 Feria del Libro de Madrid con Italia como país invitado; eso sí, esta edición parece -si cabe- más condenada a tener que justificar su presencia; a tener que argumentar porqué el pensamiento y la literatura son indispensables para sostener a un país.
Pero qué se puede decir a los que no quieren entender...
Cuando lo obvio es que hay que leer por el placer de leer. Sin más.
En palabras de Eduardo Galeano:
Y que después de eso... para el que lee, además hay regalo.
Dejemos que Italo Calvino nos lo explique:
Cuando lo obvio es que hay que leer por el placer de leer. Sin más.
En palabras de Eduardo Galeano:
Como el pájaro canta sin saber que canta
Como el niño juega sin saber que juegaY que después de eso... para el que lee, además hay regalo.
Dejemos que Italo Calvino nos lo explique:
"<<Los reyes no tocan las puertas,
>>No conocen esa felicidad: empujar hacia delante con suavidad o bruscamente uno de esos grandes paneles familiares, volverse hacia él para devolverlo a su lugar -tener en los brazos una puerta.
>>[...] La felicidad de empuñar a la altura del vientre por su nudo de porcelana uno de esos altos obstáculos de una habitación; ese rápido cuerpo a cuerpo en el cual, reteniendo el paso, el ojo se abre y el cuerpo entero se acomoda a su nueva vivienda.
>>Con mano amistosa la retiene un instante antes de empujarla resueltamente y encerrarse -de lo que el chasquido del resorte poderoso pero bien aceitado agradablemente le asegura.>>
Este breve texto se titula "Los placeres de la puerta" y es un buen ejemplo de la poesía de Francis Ponge: tomar el objeto más humilde, el gesto más cotidiano, y tratar de considerarlo fuera de todo hábito de percepción, de describirlo fuera de cualquier mecanismo verbal gastado por el uso. Y así una cosa indiferente y casi amorfa como una puerta revela una riqueza inesperada; de pronto estamos todos contentos de encontrarnos en un mundo lleno de puertas que se abren y se cierran. Y esto, no por alguna razón extraña al hecho en sí (como podría ser una razón simbólica, o ideológica, o estetizante), sino sólo porque restablecemos una relación con las cosas como cosas, con la diversidad de una cosa con respecto de otra, y con la diversidad de cada cosa con respecto a nosotros." (en: Porqué leer a los Clásicos).
Aunque para todos aquellos que aún dudáis de la importancia de leer Literatura, de cuánto os puede ofrecer, y, simplemente, os escudáis en la inmediatez visual de esta era digital para esquivar la reflexión crítica, para no educar vuestro pensamiento... os propongo este emocionante poema titulado El derecho al delirio de Galeano y que tuvo a bien mandarme mi querido amigo Fernando Mateos:
http://www.youtube.com/watch?v=m-pgHlB8QdQ
http://www.youtube.com/watch?v=m-pgHlB8QdQ
A eso se refería Blas de Otero cuando decía
La poesía es un arma cargada de futuro
La poesía es un arma cargada de futuro
(poetryandmore)
Como siempre chapeau. Italo Calvino como siempre eterno en su lucidez y el video de galeano emocionante.
ResponderEliminarEn resumen tu blog es la mejor vacuna contra la crisis moral, mucho más grave que la económica.