¿Malos Tiempos para la Lírica? Puede...

Golpes Bajos
ya nos advirtió de ello con esa fabulosa canción que siempre formará parte de nuestra mejor herencia musical. También el poeta Bertolt Brecht, cuyo lúcido poema Schlechte Zeit für Lyrik (Malos Tiempos para la Lírica) reflexionaba -cien años atrás- sobre cómo él y su entorno vivían cada vez más acorralados...
Pero ¿y hoy? ¿Acaso no estamos ahora -igual que entonces- cada vez más cercados en demasiados aspectos? Y con respecto a la Literatura ¿realmente nos quieren hacer creer que su capacidad de nombrar lo inombrable del modo más conciso resulta innecesaria? ¿O no resulta escandaloso cómo se margina a la Lírica en particular, cuya incisiva sagacidad puede despertar la capacidad crítica de quién la lee?
Bajo el endeble argumento de que la lírica no merece ser fomentada porque no produce suficientes lectores..., se contrapone la evidencia de que precisamente la Lírica Clásica, incluso en esta mercantilizada civilización, sigue siendo capaz de remover nuestras conciencias y de educar nuestra reflexión hasta el punto de llevarnos a (re)plantear algunos de nuestros enquistados comportamientos. De modo que, por mucho que quieran silenciar la importancia del Arte, de la Cultura, de la Filosofía, de la Literatura en general o de la lírica en particular... ¡No deberíamos olvidar cuánto pueden apuntalar nuestra sociedad!
Y ésta es la razón por la que existe este blog: para reivindicar su importancia y contribuir a su divulgación.

Miriam Dauster (poetryandmore)


domingo, 17 de abril de 2011

Entre el Oriente medieval que prohíbe mostrarse y el Occidente actual que prohíbe ocultarse... hemos llegado al siglo XXI

¿Con qué argumento crees que puedes taparte la cara?
Según están las cosas, hay donde elegir: por obligación, por tradición, por devoción... o con un argumento cultural, racista, sexista, religioso... Claro que, si se opta por no renunciar a ninguno de ellos, al parecer, vale también una mezcla de todos.
Lo peor es que a determinadas personas -en su mayoría hombres- eso de que las mujeres sólo oculten una parte de su cuerpo no les satisface. Según tengo entendido, para esos casos también hay donde elegir, pues además del hiyab que tapa el cabello, existe el niqab que sólo deja libres los ojos, o ya el burka -una prenda originaria de Afganistán- que oculta totalmente el cuerpo de la mujer con excepción de una pequeña y tupida rejilla que aunque le permite respirar... reduce, entre otras muchísimas cosas, su ángulo de visión de tal modo que ni siquiera le permite ver con claridad por dónde camina.
Y aunque sabemos que el ser humano es capaz de adapatarse a casi todo ¿realmente es necesario?
Según nos explica Bertolt Brecht en su poema Las Muletas, en absoluto: 

Durante siete años no pude dar un paso. 

Cuando fui al gran médico, 
me preguntó: "¿Porqué llevas muletas?"
Y yo le dije: "Porque estoy tullido".
"No es extraño" me dijo. 
"Prueba a caminar. 
Son esos trastos los que te impiden andar. 
¡Anda, atrévete, arrástrate a cuatro patas!"


Riendo como un monstruo
me quitó mis hermosas muletas, 
las rompió en mi espalda y sin dejar de reír
las arrojó al fuego.

Ahora estoy curado. 
Ando.
Me curó una carcajada.
Tan sólo a veces, cuando veo palos,
camino algo peor durante unas horas.

La prohibición esta semana en Francia del velo integral en espacios públicos ha reavivado la polémica sobre la utilización de estas prendas en Europa. En la Europa en la que yo he nacido y, aunque he conocido una Dictadura, vivimos en Democracia y eso me otorga el privilegio, el derecho, de ir a cara descubierta a donde yo quiera, del mismo modo que cualquier hombre.
No tengo la obligación moral de tapar mi cara para 'protegerme'.
Ni corro el riesgo de 'ofender' a nadie si enseño mi cabello. 
Es más, en ésta mi realidad, no sólo no le debo respeto a Dios, sino que, además,  puedo cuestionar su existencia. Esto es, tengo el derecho de escoger en qué y en quién creer o, incluso, preguntar publicamente en qué te conviertes si llevas una de esas prendas, uno de esos símbolos jerárquicos... En cuestionar si por llevarlos te conviertes en una persona peor, porque estás consintiendo, contribuyendo y fomentando la desigualdad entre hombres y mujeres, entre personas.
Aunque lo más triste es que esta regulación occidental, aún siendo una imposición absolutamente necesaria, parece que, lejos de invitar a la madurez, conduce a la obstinación... como ha sucedido esta semana en Francia, donde demasiadas mujeres con burka oriental y cheque occidental en mano, han retado a las autoridades para demostrarles que no están dispuestas a dejar de ocultarse, de seguir fomentando la desigualdad y  que quieren optar 'libremente' por seguir aferrándose a esas terribles representaciones de dominación impuestas por los hombres, sus maridos, padres, parejas o al Dios ¿masculino? que quizás ¿creen llevar dentro?
Pues a todas esas mujeres, a los que las dominan -física o mentalemente- y todos los observadores pasivos les dedico esta Loa a la duda de Brecht:  

¿De qué le sirve poder dudar
a quien no puede decidirse? 

Puede actuar equivocadamente
quien se contente con razones demasiado escasas,
pero quedará inactivo ante el peligro
quien necesite demasiadas.

Tú que eres el dirigente, no olvides
que lo eres porque has dudado de los dirigentes.
Permite, por lo tanto a los dirigidos
DUDAR.

(poetryandmore)
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P.D.: Para todos a los que os interese este tema, Ángeles Ramírez acaba de publicar: La trampa del velo http://catarata.org/libro/mostrar/id/651 donde aborda, no sólo la doble moral en torno a esta prenda sino también, cómo se ha convertido en símbolo de conflicto tanto en Oriente como en Occidente.