¿Malos Tiempos para la Lírica? Puede...

Golpes Bajos
ya nos advirtió de ello con esa fabulosa canción que siempre formará parte de nuestra mejor herencia musical. También el poeta Bertolt Brecht, cuyo lúcido poema Schlechte Zeit für Lyrik (Malos Tiempos para la Lírica) reflexionaba -cien años atrás- sobre cómo él y su entorno vivían cada vez más acorralados...
Pero ¿y hoy? ¿Acaso no estamos ahora -igual que entonces- cada vez más cercados en demasiados aspectos? Y con respecto a la Literatura ¿realmente nos quieren hacer creer que su capacidad de nombrar lo inombrable del modo más conciso resulta innecesaria? ¿O no resulta escandaloso cómo se margina a la Lírica en particular, cuya incisiva sagacidad puede despertar la capacidad crítica de quién la lee?
Bajo el endeble argumento de que la lírica no merece ser fomentada porque no produce suficientes lectores..., se contrapone la evidencia de que precisamente la Lírica Clásica, incluso en esta mercantilizada civilización, sigue siendo capaz de remover nuestras conciencias y de educar nuestra reflexión hasta el punto de llevarnos a (re)plantear algunos de nuestros enquistados comportamientos. De modo que, por mucho que quieran silenciar la importancia del Arte, de la Cultura, de la Filosofía, de la Literatura en general o de la lírica en particular... ¡No deberíamos olvidar cuánto pueden apuntalar nuestra sociedad!
Y ésta es la razón por la que existe este blog: para reivindicar su importancia y contribuir a su divulgación.

Miriam Dauster (poetryandmore)


domingo, 29 de mayo de 2011

Las ratas corren por la penumbra del callejón... Y por los asientos de primera clase, también

De pequeños oímos -demasiado a menudo- aquello de que 'los peces grandes se comen a los chicos' y, entre el temor y la intuición de que eso no estaba bien, lo fuimos asumiendo... Hasta que, ya de mayores, comprobamos que, en realidad, el terrorífico mundo de los cuentos de hadas puede ser mucho peor...; que la maldad es mucho más sofisticada; y que lo que dijo George Simenon:
Todos somos potenciales personajes novelescos, 
con la diferencia de que éstos  
hacen lo que verdaderamente les apetece hacer.
No es del todo cierto. Hay individuos en el mundo real que también hacen todo lo que verdaderamente les apetece hacer y más... eso sí, hasta que les pescan. Como a Dominique Strauss-Kahn acusado de violación y que, por lo pronto, se ha quedado sin su FMI y sin su flamante carrera política. Además de la humillación pública de haber sido detenido mientras intentaba huir en un asiento de primera clase… que formará parte de su trayectoria de por vida; por mucho que en lo profesional su conducta -según algunos- haya sido  hasta loable.
Y todo eso ha ocurrido porque un 'pez chico' dijo ¡No!
Una anónima camarera de hotel, mujer, inmigrante, negra y pobre, dijo ¡Basta!
Y si se demuestra que lo denunciado es cierto (y al parecer, éste no es el primer suceso con el que la conciencia de Strauss-Kahn debería cargar…) y le hacen pagar con algo más que con su carrera profesional… La máxima satisfacción -y el mérito- será, sobre todo, para esta Sra. Anónima, que con su actuación nos ha recordado la importancia de lo dicho por Chillida:
El nivel de dignidad 
siempre debería estar por encima 
del nivel del miedo. 
Dignidad que, de momento, ella mantiene al no echarse atrás…a pesar de que el Sr. Strauss-Kahn pretende aniquilarla públicamente con una cohorte de abogados dispuestos a hurgar hasta en su basura… Ya que, por lo visto, el argumento de que a él le han tendido una trampa, no convence...
Por lo que, desde aquí, quisiera dedicarle a este poema de William Carlos Williams a ella y a todas las mujeres que luchan, a pesar de todo:
Cuando llegues
tan adentro
como hace falta llegar
para que cojas al barbo,
el anzuelo
habrás cebado 
diestramente
con la maña que tú tienes  
y así
lo podrás coger.

Con cuánto tino
aciertas a apresar
aquel centelleante
cuerpo y traducirlo
al lenguaje
que entiendes.

Destriparlo
limpiarlo
asarlo guarnecerlo y
servírtelo a ti,
que eres quien mejor
lo puede degustar 
y disfrutar.

Pues 
aunque
lo dividas
y compartas,
aquel peso del barbo
y aquel brillo
son algo sólo tuyo.

Eso, sólo suyo... sobre todo, suyo.

Pues como dice Golpes Bajos en Malos Tiempos para la Lírica:
Las ratas corren por la penumbra del callejón...  
Y, según parece, por los asientos de primera clase, también.
(poetryandmore)