¿Malos Tiempos para la Lírica? Puede...

Golpes Bajos
ya nos advirtió de ello con esa fabulosa canción que siempre formará parte de nuestra mejor herencia musical. También el poeta Bertolt Brecht, cuyo lúcido poema Schlechte Zeit für Lyrik (Malos Tiempos para la Lírica) reflexionaba -cien años atrás- sobre cómo él y su entorno vivían cada vez más acorralados...
Pero ¿y hoy? ¿Acaso no estamos ahora -igual que entonces- cada vez más cercados en demasiados aspectos? Y con respecto a la Literatura ¿realmente nos quieren hacer creer que su capacidad de nombrar lo inombrable del modo más conciso resulta innecesaria? ¿O no resulta escandaloso cómo se margina a la Lírica en particular, cuya incisiva sagacidad puede despertar la capacidad crítica de quién la lee?
Bajo el endeble argumento de que la lírica no merece ser fomentada porque no produce suficientes lectores..., se contrapone la evidencia de que precisamente la Lírica Clásica, incluso en esta mercantilizada civilización, sigue siendo capaz de remover nuestras conciencias y de educar nuestra reflexión hasta el punto de llevarnos a (re)plantear algunos de nuestros enquistados comportamientos. De modo que, por mucho que quieran silenciar la importancia del Arte, de la Cultura, de la Filosofía, de la Literatura en general o de la lírica en particular... ¡No deberíamos olvidar cuánto pueden apuntalar nuestra sociedad!
Y ésta es la razón por la que existe este blog: para reivindicar su importancia y contribuir a su divulgación.

Miriam Dauster (poetryandmore)


domingo, 6 de noviembre de 2011

Menos información y más reflexión…

En este periodo de precampaña en el que, los que nos saturan de información nos piden reflexión, los que nos abruman con sus monólogos públicos y transferibles nos piden una respuesta privada e intransferible…, quizás lo más acertado sería desconectar, en la medida de lo posible, para reconsiderar cuál puede ser la mejor opción (política). Y hacerlo al margen de las vergonzantes (por despilfarradoras) campañas… pues además, si nos dejamos llevar por los discursos -y debates- prefabricados, corremos el riesgo de que nuestra percepción de la realidad se aleje cada vez más de nuestras necesidades... Como apunta el poeta inglés W. H. Auden en estos dos fragmentos de Dichtung und Warheit:

 III
Leo un poema de otra persona 
en el que se despide de su amada entre lágrimas:
el poema es bueno (me conmueve como lo hacen otros poemas buenos)
y genuino (reconozco ‘la impronta’ del poeta).
Luego, en una biografía, descubro que, 
por las mismas fechas en que lo escribió,
el poeta estaba harto de la muchacha pero fingió llorar
a fin de evitar una escena y no herir sus sentimientos.
¿Afecta este dato a mi apreciación de su poema?
En absoluto: nunca conocí a su autor personalmente 
y su vida privada no es asunto mío.
¿Afectaría a mi apreciación si yo hubiera escrito el poema?
Así lo espero.

IV
Si fuera compositor, creo que podría producir una pieza musical 
que expresara a un oyente lo que quiero decir cuando pienso la palabra amor,
Pero me sería imposible componerla de tal forma
que supiera que sentía ese amor hacia Ti
(no hacia Dios o mi madre o el sistema decimal).
El lenguaje de la música es, como si dijéramos, intransitivo,
Y es justo esa intransitividad lo que hace absurdo 
que un oyente pregunte:
“¿Está convencido el compositor de lo que dice 
o sólo está fingiendo?”

Seamos pues, nosotros mismos, los que nos hagamos las preguntas para encontrar la respuesta adecuada, eso sí, siempre con la mejor música (y compañía) posible... como, por ejemplo, ésta:
(poetryandmore)