¿Malos Tiempos para la Lírica? Puede...

Golpes Bajos
ya nos advirtió de ello con esa fabulosa canción que siempre formará parte de nuestra mejor herencia musical. También el poeta Bertolt Brecht, cuyo lúcido poema Schlechte Zeit für Lyrik (Malos Tiempos para la Lírica) reflexionaba -cien años atrás- sobre cómo él y su entorno vivían cada vez más acorralados...
Pero ¿y hoy? ¿Acaso no estamos ahora -igual que entonces- cada vez más cercados en demasiados aspectos? Y con respecto a la Literatura ¿realmente nos quieren hacer creer que su capacidad de nombrar lo inombrable del modo más conciso resulta innecesaria? ¿O no resulta escandaloso cómo se margina a la Lírica en particular, cuya incisiva sagacidad puede despertar la capacidad crítica de quién la lee?
Bajo el endeble argumento de que la lírica no merece ser fomentada porque no produce suficientes lectores..., se contrapone la evidencia de que precisamente la Lírica Clásica, incluso en esta mercantilizada civilización, sigue siendo capaz de remover nuestras conciencias y de educar nuestra reflexión hasta el punto de llevarnos a (re)plantear algunos de nuestros enquistados comportamientos. De modo que, por mucho que quieran silenciar la importancia del Arte, de la Cultura, de la Filosofía, de la Literatura en general o de la lírica en particular... ¡No deberíamos olvidar cuánto pueden apuntalar nuestra sociedad!
Y ésta es la razón por la que existe este blog: para reivindicar su importancia y contribuir a su divulgación.

Miriam Dauster (poetryandmore)


domingo, 6 de octubre de 2013

Los reinos del ser y la sabiduría de la distancia

Ahora que arranca el nuevo curso, veo a Leo Messi y pienso en todos esos nenes despreocupados que no tienen ni idea del mundo en el que les ha tocado vivir. Sí, el otro día, el futbolista me recordó a esos chiquillos, cuando, con una sonrisa de oreja a oreja, acudió a declarar a los juzgados acusado de fraude fiscal de nada menos que ¡4,1 millones de euros! y, sin más, afirmó ante el juez: "De la Plata se ocupa mi papá"
A mí, personalmente, esa falta de pudor, de responsabilidad, de empatía, esa total falta de respeto hacia todos los demás contribuyentes, me sigue pareciendo indecente. Por mucho que últimamente resulte de lo más habitual ver los desplantes de los acusados en causas que afectan a todos los demás ciudadanos... como los de Carlos Fabra, hombre clave del PP acusado de cohecho, tráfico de influcencias y fraude fiscal, o  la mujer de Bárcenas, Rosalía Iglesias Villar... que, a pesar de estar imputada ella también en el Bárcenas-Game, se limita a negar con un mohín que ella del dinero que hay en sus cuentas millonarias no sabe nada... Y eso ahora, cuando se ve obligada a acudir a la cárcel y a andar entre los periodistas... porque antes, ni eso. Nadie sabe qué puede estar pensando cuando esquiva con el estribillo de que se 'fia de su marido'. Lo que sí está claro es que -ella también- ha tenido que tragar con la suerte de otras que directamente se largan a un paraíso fiscal (qué ironía) como la Infanta Cristina, mujer de otro presunto defraudador.. que ni se ha molestado en contestar y, ahora ya, ni está, ni se la espera. Eso sí, sus guardaespaldas personales los seguimos pagando todos nosotros, para que ella esté tranquila allí en Suiza, en el país de las cuentas B... a dónde, por cierto, ha tenido que trasldarse el Juez Ruz a urgar en los cajones blindados de los bancos.
Sin duda, todos los que se libran... y todos los que pese a sus resbalones siguen mirando por encima del hombro a los que seguimos considerando que ser honrado es un valor... posiblemente nos consideren estúpidos.... pero quizás no está de más seguir insistiendo en que muchos de nosotros siempre nos hemos sentido aliviados y orgullosos de no pertenecer a su mundo. En palabras del poeta inglés W. H. Auden en Los Señores del Límite:
No queremos 
en modo alguno
(lo pedimos 
con el mayor énfasis) 
que ellos 
nos hablen
o traten de comprendernos.

Al contrario, nuestro sólo deseo 
ha sido 
siempre
que ellos preserven 
para siempre
su vieja y altiva indiferencia,
pues 
lo que nos deleita de su mundo
es precisamente
que no es
ni podría
ser uno 
donde pudiéramos
respirar 
o comportarnos. 

Leíamos el otro día en EL PAÍS del 28 de septiembre un artículo firmado por Manuel Ruiz Zamora: "Este año se cumplen 150 años del nacimiento del gran filósofo George Santayana, autor de Los reinos del ser. Este gran pensador que defendía la filosofía como 'una disciplina de la mente y del corazón, una religión laica' ¿qué puede enseñarnos en estos tiempos de penuria? La sabiduría de la distancia (...) para interponer una suerte de relativización escéptica en la aparente gravedad de lo inmediato. Crítico implacable de las irresolubles paradojas que laten en el núcleo del liberalismo, recordaba, no obstante, que 'la cultura requiere el liberalismo como su fundamento y el liberalismo requiere la cultura como su culminación". O como él decía:
Todo en la naturaleza es lírico en su esencia ideal
trágico en su destino
y cómico en su existencia.


Sí y es cierto que esas actitudes tan hostiles como infantiles tienen algo de cómico... y más viendo las endebles sentencias del Caso Malaya, el mayor caso de corrupción urbanístico y fiscal de nuestro país... por lo que uno piensa en que la tragedia debe finalmente imponerse... sea al al nivel que sea.... En palabras de Auden:
Alguien debe pagar 
por nuestra pérdida de alegría
(poetryandmore)