¿Malos Tiempos para la Lírica? Puede...

Golpes Bajos
ya nos advirtió de ello con esa fabulosa canción que siempre formará parte de nuestra mejor herencia musical. También el poeta Bertolt Brecht, cuyo lúcido poema Schlechte Zeit für Lyrik (Malos Tiempos para la Lírica) reflexionaba -cien años atrás- sobre cómo él y su entorno vivían cada vez más acorralados...
Pero ¿y hoy? ¿Acaso no estamos ahora -igual que entonces- cada vez más cercados en demasiados aspectos? Y con respecto a la Literatura ¿realmente nos quieren hacer creer que su capacidad de nombrar lo inombrable del modo más conciso resulta innecesaria? ¿O no resulta escandaloso cómo se margina a la Lírica en particular, cuya incisiva sagacidad puede despertar la capacidad crítica de quién la lee?
Bajo el endeble argumento de que la lírica no merece ser fomentada porque no produce suficientes lectores..., se contrapone la evidencia de que precisamente la Lírica Clásica, incluso en esta mercantilizada civilización, sigue siendo capaz de remover nuestras conciencias y de educar nuestra reflexión hasta el punto de llevarnos a (re)plantear algunos de nuestros enquistados comportamientos. De modo que, por mucho que quieran silenciar la importancia del Arte, de la Cultura, de la Filosofía, de la Literatura en general o de la lírica en particular... ¡No deberíamos olvidar cuánto pueden apuntalar nuestra sociedad!
Y ésta es la razón por la que existe este blog: para reivindicar su importancia y contribuir a su divulgación.

Miriam Dauster (poetryandmore)


domingo, 15 de enero de 2012

'Protocolo' ...el eufemismo del siglo XXI

Protocolos es un libro de poemas de Álvaro Pombo editado por Luis F. Vivanco a principios de los '70 del siglo XX y en cuya introducción leemos:
-Dígame
-Le traigo un original por si usted lo considera publicable.
-¿De qué se trata?
-Es un pequeño volumen de poemas.
-Veamos... Protocolos, extraño título. Sin embargo, protocolo, etimológicamente, significa la primera hoja encolada o pegada, lo que, en sentido estricto, equivale a la portada de un contenido, cualquiera que sea su naturaleza. 
-Con el título "Protocolos", fundamentalmente, pretendo subrayar el aspecto 'impersonal' de la creación poética ardientemente subjetva. Protocolo es, aparte de otras consideraciones, un modo 'formalizado', y 'oficial', deliberadamente distanciado de formular. 
¿Deliberadamente distanciado?
¿Será por eso que, cada vez más, cuando oímos la palabra 'Protocolo...' a muchos de nosotros nos recorre una sensación inquietante? ¿Y por qué será que muchos de los que formulan, firman, avalan y juran 'protocolos' para -según ellos 'protegernos'- pero en realidad, para decirnos cómo -según ellos- hay que hacer las cosas... luego se amparan en esa distancia entre la teoría y la práctica para argumentar todas las veces que los incumplen? Por poner sólo dos ejemplos, los muertos del crucero por culpa del capitán que rompió el protocolo con su deplorable y bochornosa actitud, entre ellas huir del barco...; o las multas que parecen importar menos a Canadá que el cambio climático...?
Seguimos leyendo:
-¿Entonces usted pretende evadirse, diluirse o eliminarse en su creación poética?
-Exacto. Cualquier poesía entiendo que debe ser 'intersubjetiva', en el más puro sentido husserliano. Para salvar "Protocolos" de la endemia de nuestro siglo que es oscilar entre rabioso individualismo inidentificable y rabioso colectivismo sin sustancia.

Pombo se refería al siglo XX claro, pero hoy, medio siglo después, la cosa está igual o peor. Pues en la actualidad, esa misma endemia parece estar apuntalada por una suerte de complicidad o pasividad generalizada que no debería tolerarse, tampoco por parte de los intelectuales, los escritores, los poetas... 
¿No están ellos, por el poder y eco de sus voces, obligados a denunciar a los que se cobijan tras los eufemismos?
Y seguimos leyendo:
-Protocolizar es una cierta manera de testimoniar una actividad peculiar como la poética, que requiere tal vez más que cualquier otra, insisto, un proceso formalizante, ironizante, distanciante. Dice R. M. Rilke en el Requiem al Conde von Kalckerth
Oh vieja maldición de los poetas
que se lamentan cuando debían hablar...

Que usan del idioma como los enfermos
lleno de ayes,
para describir dónde les duele...

En vez de transformar duramente las palabras
como el cantero de una catedral
que transmuda tercamente la indiferencia de la piedra.

Desde aquí, invito a todos los que siguen teniendo el don y la oportunidad de transmitir sus ideas: que no subestimen ni malgasten su poder para cambiar las cosas; que no olviden que ellos también son partícipes y responsables de configurar lo que entendemos por colectividad.
(poetryandmore)