¿Malos Tiempos para la Lírica? Puede...

Golpes Bajos
ya nos advirtió de ello con esa fabulosa canción que siempre formará parte de nuestra mejor herencia musical. También el poeta Bertolt Brecht, cuyo lúcido poema Schlechte Zeit für Lyrik (Malos Tiempos para la Lírica) reflexionaba -cien años atrás- sobre cómo él y su entorno vivían cada vez más acorralados...
Pero ¿y hoy? ¿Acaso no estamos ahora -igual que entonces- cada vez más cercados en demasiados aspectos? Y con respecto a la Literatura ¿realmente nos quieren hacer creer que su capacidad de nombrar lo inombrable del modo más conciso resulta innecesaria? ¿O no resulta escandaloso cómo se margina a la Lírica en particular, cuya incisiva sagacidad puede despertar la capacidad crítica de quién la lee?
Bajo el endeble argumento de que la lírica no merece ser fomentada porque no produce suficientes lectores..., se contrapone la evidencia de que precisamente la Lírica Clásica, incluso en esta mercantilizada civilización, sigue siendo capaz de remover nuestras conciencias y de educar nuestra reflexión hasta el punto de llevarnos a (re)plantear algunos de nuestros enquistados comportamientos. De modo que, por mucho que quieran silenciar la importancia del Arte, de la Cultura, de la Filosofía, de la Literatura en general o de la lírica en particular... ¡No deberíamos olvidar cuánto pueden apuntalar nuestra sociedad!
Y ésta es la razón por la que existe este blog: para reivindicar su importancia y contribuir a su divulgación.

Miriam Dauster (poetryandmore)


domingo, 4 de diciembre de 2011

Cándido o "Todo va del mejor modo posible"

Como ya sabéis, la función primordial de este blog es reivindicar a aquellos Clásicos cuya literatura nos muestra el poder inagotable y atemporal del pensamiento crítico; y con esta intención, se contraponen aquí los textos de esos autores 'olvidados' a noticias que -aún siendo muy variadas- poseen un hilo conductor común: configuran nuestro presente, queramos o no.
Porque estos escritores -la mayoría relegados a lecturas eruditas, o ni siquiera eso- siguen siendo capaces de sorprendernos, de ofrececernos ideas, críticas, reflexiones... sumamente certeras e indispensables para nuestro modelo de vida actual. Siglos después, siguen siendo referentes indispensables y, en muchos casos, antídotos contra nuestra tendencia 'pos-moderna'...
Uno de ellos, François-Marie Arouet: Voltaire (1694-1778) fue un escritor francés, arquetipo de librepensador, que denunció activamente durante toda su vida lo injustificable de cualquier guerra, la alienación del individuo, el fanatismo religioso, el abuso de poder... Ideología que pagó con la cárcel, el exilio y muchas de sus obras prohibidas. Quién sabe si por eso escribió, entre otros:  
"El tratado sobre la Tolerancia"
Hay un edificio inmenso cuyos cimientos he puesto con mis manos: 
era sólido y sencillo, 
todos los hombres podían entrar en él con seguridad.

Han querido añadirle los ornamentos más extraños, 
más toscos, 
más inútiles;
el edificio cae en ruinas por los cuatro costados.

Los hombres recogen las piedras y se las tiran a la cabeza.
Les grito: ¡Deteneos! 
Apartad esos escombros funestos que son obra vuestra 
y habitad conmigo en paz en mi edificio inconmovible.
(Trad. R. Dampierre)
Por ello, quisiera dedicar esta entrada a los que han convertido a un Clásico en noticia; a los que han apostado por liberar del estrecho ámbito académico la, para muchos, obra maestra del irónico y sagaz Voltaire: Cándido o el Optimismo (cuento filosófico para la mayoría; para algunos de nosotros, un Bildungsroman).
Gracias al concepto y dirección editorial de Alberto Frenegal, la traducción de José Ramón Monreal, la exquisita, a la vez que arrolladora, pintura de Óscar Astromujoff, (las introducciones de F. Savater y P. Azara) que reunidos por la editorial Nova Era han conseguido sublimar a Libro de Arte: www.novaerapublications.com/es/?book=37876 (a objeto tangible y perdurable en esta era digital...) un clásico -indispensable por irreverente- texto que, hoy más que nunca, debería ser (re)leído; y no solamente porque aboga por ese convenciemiento de los filósofos de la Ilustración en torno a que el interés particular debe estar en correlación con el interés general: 
La suma de felicidades particulares es la felicidad de la sociedad
Si no, también, porque ediciones así, incluso en estos tiempos de crisis no sólo económica, sí consiguen transmitirnos la esperanza de que se pueden hacer cosas "...del mejor modo posible"
O, como mínimo, nos llevan a imaginarnos una sonrisa en el rostro de Cándido (y de Voltaire) cuando, a la pregunta de: 
¿Qué es el Optimismo? 
Cándido contesta:
¡Ay! Es el delirio de sostener que todo va bien cuando va mal.
(poetryandmore)