Hace unos meses, el diseñador británico John Galliano sorprendía al mundo con unas declaraciones antisemitas y racistas en las que afirmaba su admiración por el genocida Hitler.
La expectación por saber cómo iba a reaccionar el conglomerado de lujo más potente del mundo, LVMH, era máxima. Ahora, la incógnita ha sido despejada: “La firma John Galliano despide a… John Galliano”. Así, después de haberle cesado hace un mes al frente de la línea femenina de Dior; ahora, además, le han apartado de la dirección de John Galliano SA, creada hace más de 17 años.
En el mundo de la moda queda la duda sobre quién sucederá al maldito Galliano. A mí, me queda la duda de hasta qué punto LVMH ha roto todo vínculo con el diseñador porque así es como debe ser; o, hasta qué punto las cifras -las pérdidas económicas a raíz de sus declaraciones- han influido en esta decisión.
Algunos demagogos se atreven a simplificar las insultantes e intolerables declaraciones del diseñador (que no modisto, según algunos) con frases hechas del tipo: “Le arrebatan 17 años y su propia marca por unas pocas palabras…” No señores, lo ha perdido a pulso; y, entre otras muchas razones:
Algunos demagogos se atreven a simplificar las insultantes e intolerables declaraciones del diseñador (que no modisto, según algunos) con frases hechas del tipo: “Le arrebatan 17 años y su propia marca por unas pocas palabras…” No señores, lo ha perdido a pulso; y, entre otras muchas razones:
Por dejar de vigilar a nuestro mayor enemigo: nuestro ego.
A Galliano, su desmedida vanidad le llevó subestimar a los que lo rodeaban, olvidando que Dior es Dios; o, quizás incluso, estaba tan embriagado de sí mismo que llegó a creer que él era Dios.
Pero quién sabe si por pura paradoja, como dijo en cierta ocasión el Nobel de Literatura Anatole France (1):
Le hazard
c’est peut-être le pseudonyme
De Dieu,
quand il ne veut pas signer.
De lo que no cabe duda es que a Galliano se le olvidó lo más importante:
En el momento exacto
en el hayamos perdido la perspectiva sobre quiénes somos
sobre quiénes debemos ser
sobre quiénes debemos ser
lo habremos perdido todo.
En palabras de Benedetti (1):
Tu espejo es un sagaz
te sabe poro a poro
te desarruga el ceño
te bienquiere
te pule las mejillas
te despeina los años
o te mira a los ojos
te bienquiere
te depura los gestos
te pone la sonrisa
te transmite confianza
te bienquiere
Hasta que sin aviso
Sin pensarlo dos veces
Se descuelga del clavo
TE DESTROZA
(poetryandmore)